La logica apriorística del PP me recuerda al famoso argumento ontológico de Anselmo, una de esas falacias que colaron como verdaderas durante siglos, pese a su explícita inconsistencia. Afirmaba Anselmo: ya que Dios es lo más grande que puede imaginar nuestra mente, entonces podemos afirmar sin temor a equivocarnos que Dios existe.
Ya se sabe: a costa de repetir mucho un argumento, éste cobra vida propia. Vamos, que somos un poco imbéciles, y acabamos considerando como verdadero todo aquello que persista en su empeño por existir o que tenga crédito entre un gran número de individuos, pese a no haber sido corroborado por la experiencia.
No esperen ustedes muchas peras del olmo. La lógica escolástica, premoderna, del rebaño conservador no alienta muchas esperanzas de superar siquiera un mínimo rigor científico. ¡Somos un partido fuerte!, corean unánimemente. Luego somos un partido fuerte. Y punto.
No le den ustedes más vueltas al asunto ontológico. No las merece. Si algo puede ser pensado, y encima se repite hasta la saciedad, no hay que quebrarse la cabeza, es que existe. De nada sirve que algún moscardón inductivista contraargumente, sugiriendo lo contrario.
Dios existe. Cospedal dixit.
Ramón Besonías Román
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