Titular del diario El País, publicado el Día Internacional de la Mujer Trabajadora: "El movimiento antiaborto languidece". En la foto que lo acompaña, dos monjas, encauchetadas en sus hábitos estilo dominó, presiden la manifestación. Blanden minipancartas de un rojo sangrevida, con un corazón sonriente y el eslogan "Derecho a vivir" en su interior. Ambas visten anteojos oscuros. Una de ellas, la más enjuta, parece sonreír. El resto del pelotón luce de civil detrás las religiosas, pergeñando diversos objetos de merchandisin.
No hay que ser analfabeto funcional para intuir que tanto la fotografía como el titular dirigen nuestra mirada hacia una lectura sesgada del suceso. El diario subraya la disminución del número de manifestantes y el carácter religioso del evento, obviando el contenido de sus reivindicaciones y la naturaleza plural de sus protagonistas. Por supuesto, no se trata de un despiste del editor ni del responsable de la columna. La intención es avivar en el lector proabortista y afín a la ideología del diario su ardor guerrero y reafirmar, no sin cierta sorna, el supuesto conservadurismo añejo y beato que motiva este tipo de reivindicaciones provida.
Pero el titular del diario El Mundo, del mismo día, tampoco se corta un pelo: "Las jóvenes españolas cada vez más divididas ante el aborto" o "boicot frustrado a la marcha antiabortista en Barcelona". Si en la fotografía de El país las protagonistas eran unas monjas en uniforme talar, en esta otra el tejido escasea y la edad se acorta. Unas féminas espolvorean sus torsos tatuados para solaz del respetable, mientras que los Mossos recogen como pueden el vestuario y conducen a estas señoritas de Avignon a dependencias más discretas.
Ha quedado claro que el prototipo de manifestante antiabortista de El País es la monja en su genio y figura más castizos. Pero por lo visto también es evidente que el perfil de animador de arengas proaborto es, en manos de El Mundo, una especie de Libertad al estilo de Delacroix, pero metida a bullanguera. El caso es que quien lea sin leer esta noticia, se quedará con una copla pasada por la turmi y lo que pudiera ser una legítima manifestación a favor de la reforma de la ley del aborto, deviene en asunto de frikis descerebrados, cuyo único argumento es el naturismo vindicativo.
Poco importa quién defienda las ideas de cada uno, con tal de que el adversario salga deslegitimado en los medios, publicando una fotografía y un titular que les haga quedar como gilipollas. Está claro que ellas parirán, pero aquí quien decide es el periódico... o quienes pagan su nómina. Mientras, la casa por barrer y el rebaño dividido. Será que eso es lo que quieren.
Quizá lo que nos quede sea leer menos los periódicos y salir más al campo. Allí por lo menos sabes quién se caga en tu cabeza.
No hay que ser analfabeto funcional para intuir que tanto la fotografía como el titular dirigen nuestra mirada hacia una lectura sesgada del suceso. El diario subraya la disminución del número de manifestantes y el carácter religioso del evento, obviando el contenido de sus reivindicaciones y la naturaleza plural de sus protagonistas. Por supuesto, no se trata de un despiste del editor ni del responsable de la columna. La intención es avivar en el lector proabortista y afín a la ideología del diario su ardor guerrero y reafirmar, no sin cierta sorna, el supuesto conservadurismo añejo y beato que motiva este tipo de reivindicaciones provida.
Pero el titular del diario El Mundo, del mismo día, tampoco se corta un pelo: "Las jóvenes españolas cada vez más divididas ante el aborto" o "boicot frustrado a la marcha antiabortista en Barcelona". Si en la fotografía de El país las protagonistas eran unas monjas en uniforme talar, en esta otra el tejido escasea y la edad se acorta. Unas féminas espolvorean sus torsos tatuados para solaz del respetable, mientras que los Mossos recogen como pueden el vestuario y conducen a estas señoritas de Avignon a dependencias más discretas.
Ha quedado claro que el prototipo de manifestante antiabortista de El País es la monja en su genio y figura más castizos. Pero por lo visto también es evidente que el perfil de animador de arengas proaborto es, en manos de El Mundo, una especie de Libertad al estilo de Delacroix, pero metida a bullanguera. El caso es que quien lea sin leer esta noticia, se quedará con una copla pasada por la turmi y lo que pudiera ser una legítima manifestación a favor de la reforma de la ley del aborto, deviene en asunto de frikis descerebrados, cuyo único argumento es el naturismo vindicativo.
Poco importa quién defienda las ideas de cada uno, con tal de que el adversario salga deslegitimado en los medios, publicando una fotografía y un titular que les haga quedar como gilipollas. Está claro que ellas parirán, pero aquí quien decide es el periódico... o quienes pagan su nómina. Mientras, la casa por barrer y el rebaño dividido. Será que eso es lo que quieren.
Quizá lo que nos quede sea leer menos los periódicos y salir más al campo. Allí por lo menos sabes quién se caga en tu cabeza.
Ramón Besonías Román
Espléndida lectura del asunto y de los titulares de los representantes periodísticos de la España dividida. Triste, pero...olvidémosnos de la objetividad informativa.
ResponderEliminarGracias por la visita a mi blog, ha sido una gran fortuna el haber encontrado los tuyos, en plural, que, si me lo permites, hacen que te tache de humanista del siglo XXI: periodismo, fotografía, cine, revistas, docencia... Excelentes todos, y muy generosos para la labor docente. Enhorabuena por el proyecto que, sin dudaré seguiré de cerca.
Un abrazo
Hace mucho tiempo que dejé de leer los periódicos de otro modo que no sea el crítico. Sabido de qué pie cojean cada uno de ellos, todo se trata de posicionarte en contra de su discurso para extraer cierta verdad entre la maraña de velos.
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