Ministerio de maquillaje




Imagínenlo. Un grupo de contables se reúnen durante meses, con sus días y sus semanas, con el único objetivo de conseguir dinero público. No pretenden aliviar al ciudadano, no; su única misión es recortar gastos y recaudar. De higos a brevas, un alto cargo se une a la cuadrilla y les impone una medida política de refresco, como subir la prestación para desempleados de 399 a 450 euros en caso de que el parado tenga a su cónyuge y a dos personas a su cargo. No es una medida social, no sean ustedes ingenuos. El Ejecutivo hace las veces de Dios; aprieta, pero no ahoga. O eso pretenden hacernos creer. 

Imagínenlo de nuevo. Además de un grupo, llamémosle de recortadores, el Ejecutivo tiene otro (de maquilladores) encargado de arbitrar medidas políticas cuyo objetivo no es beneficiar a la ciudadanía, sino generar una imagen de confianza ante la opinión pública. ¿Cómo? Lanzando ayudas que tengan más humo y placebo que magro. Las ideas seguro que no parten del ministro; para el trabajo de pensar ya tienen a expertos asesores, tecnócratas que operan a escarpelo con precisión de cirujano. Un día uno de ellos grita eureka a Guindos y Montoro. Subir la prestación bajo condiciones que solo cumplan apenas unos ciudadanos, pero que lanzadas al foro mediático oxigenen la imagen pública del Ejecutivo. El coste es mínimo y el beneficio político compensa. Estas medidas vienen a ser más un gesto publicitario que una ayuda social. Y lo cierto es que no las llevarían a cabo si no tuvieran cierta eficacia. La ciudadanía conservadora se autoconvencerá de que el PP no lo está haciendo del todo mal y los progresistas no podrán decir que la medida es del todo mala, ni podrán demostrar que es puro maquillaje político. Todo con tal de subir un punto porcentual en las encuestas.

Imaginen que se me ocurriera subir la prestación a todo aquel que cumpla los requisitos de tener en propiedad un Renault Clio del 2010, de color rojo vivo; tener los ojos gris perla y estar casado, con al menos cuatro hijos, uno de los cuales sea niño y esté abonado al Real Madrid. Además de esto, por supuesto, su cónyuge debe estar en paro, al igual que cualquiera de sus hijos mayores de edad. Por último, deberá tener a su cargo al menos a tres personas mayores -léase pensionistas- que tengan Alzheimer y les guste Marifé de Triana. 

Pues eso.

Ramón Besonías Román

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