Política de taekwondo



El pueblo soberano, sabio hacedor de apodos, ha rebautizado a la Cospedal con el mote iluminador de manostijeras. Sobran explicaciones. Rayoy calla, no sea que su verbo desluzca las estadísticas, y deja que su guardia inquisitorial guerree el cuerpo a cuerpo. El PP no quiere ensuciar la imagen virginal de su pusilánime candidato y manda a la tropa a quedar mal. Estrategias de maquillaje político, ustedes saben. Si los medios refundan su imagen en la alegoría fílmica de mutiladora de servicios sociales, ella arrostra el embate y devuelve la bola. «El PSOE sí es la motosierra del Estado del bienestar». Pelea de colegio: tú; no, tú; y tú más; pues anda que tú. Y la casa por barrer. En fin, lo de siempre. Pelea de pastores, ovejas muertas.

María Dolores asistió hace unos días, después de una reunión de su Comité Regional en El Casar (Guadalajara), a la santísima misa -ritual habitual dentro de su peregrinaje mediático-, arropada por la plana militar, política y popular, y enfundada en un rosa poscuaresmal; que ya se sabe, a mal tiempo, buena cara. Pero antes de comulgar, la doña desgranó requiebros a su Plan de Garantía de Servicios Sociales Básicos (eufemismo de Plan de Recortes Sociales), sin permitir a la prensa
hambrienta lanzar dardos contra su política de tijeretazos. Ella se basta para justificar ante el pueblo la bondad de su corta y pega. Que la acusan de insensibilidad social, pues ella recuerda a todos que en el PSOE también cuece sus habas, y no menos gordas. La Cospedal no se amilana en la confrontación. Contra una ofensiva, no hay mejor estrategia que pegar más fuerte. Política de taekwondo.

La austeridad le sienta bien a María Dolores, abrillanta el cutis y limpia el estómago. Quizá por eso quiere ponernos a todos a dieta. Quien no fuma, no gasta. Se acabó el carnaval, llega la cuaresma. Verdura y fruta para todos. La gula agosta el espíritu y hace enfermar al cuerpo. Nada mejor para la Sanidad que no ponerse enfermo. Y si el alma declinara ante las tentaciones, ración doble de penitencia y misa, sana costumbre del español bien nacido. Una virtud indudable posee el PP: tener claro su catecismo. Otra cuestión muy diferente es convencer a los paganos para que recen y hagan contrición. España nunca fue amiga de ascetismos. Preferimos tañer panderetas y escanciar.

Ramón Besonías Román

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