El diálogo del besugo



No he podido resistirme. Después de leer la reciente entrevista que le ha hecho un diario nacional al señor Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia y responsable último del Diccionario Biográfico Español, he sentido emociones ambivalentes. Por un lado, no podía evitar esbozar una sonrisa, sorprendido por el carácter esperpéntico, marxista -de los hermanos Marx, no de Carlos-, de las respuestas del catedrático; por el otro, tuve que frotarme los ojos, no pudiendo creer lo que estaba leyendo.

El señor Gonzalo Anes se mantuvo en todo momento a la defensiva, distante, resbalando sin disimulo las preguntas incómodas del periodista. Sus respuestas fueron escuetas, tajantes, expeditivas. Parecía como si sus colegas o la opinión pública les hubiese forzado a dar la cara y presentar una versión oficial de lo sucedido. Pero para lo que dijo, mejor haberse estado calladito. Y si no, aquí tienen una recreación teatralizada del diálogo del besugo
:

- ¿Va a dimitir?
- No.
- ¿Le han afectado las críticas?
- No.
- ¿Es su responsabilidad organizar el diccionario?
- Sí, pero no puedo controlarlo todo, es mucho trabajo.
- ¿Debió ser más prudente y revisar las entradas que pudieran presentaban más problemas de interpretación?
- No, eso es cosa del autor; cada biógrafo es responsable de su texto.
- Si dieron instrucciones de que las biografías fueran objetivas, ¿por qué no las revisaron?
- Porque cualquiera se lee todo ese mamotreto.
- ¿No se los leyeron?
- Sí, pero solo para corregir errores tipográficos.
- ¿Crees que la elección del biógrafo de Franco o de Escrivá de Balaguer fue la opción más idónea?
- Es mi amigo y confío en él.
- ¿Es su entrada sobre Franco objetiva y rigurosa?
- Yo no soy quién para juzgarlo. No somos censores. Y si lo hubiésemos sido, el diccionario no hubiese salido. ¡Menudo trabajazo!
- Pero otros diccionarios de otros países sí hacen revisiones concienzudas, como el de Oxford.
- Sí, ¿y qué?
- Pero entonces, ¿cree o no que el diccionario debió haber sido sometido a un mayor control?
- Quizá, pero no se hizo, y punto. Joder, ¡qué ganas de tocar las narices!
- Entonces, ¿se decidió hacerlo cuanto antes en vez de ser más rigurosos?
- Cada biógrafo que aguante su vela. A mí que me registren. Aquí, en la Academia, somos gente demócrata; dejamos que cada cual diga lo que le plazca.
- Pero, el diccionario se ha vuelto contra ustedes, ¿no?
- Y otros diccionarios del mundo, ¡qué pasa! No somos los únicos.
- Pero ustedes sacaron la biografía de Bibiana Aído de su web y, sin embargo, la de las infantas se las proporcionó la Casa Real.
- Es que no encontramos información y entonces tuvimos que tirar del Google.
- ¿Y eso es científico?
- A Bibiana la hemos puesto ahí porque no nos quedaba más remedio. Estaban todos los ministros; no podíamos dejarla fuera. (Pero ganas no faltan).
- ¿Se harán modificaciones?
- Sí, tenemos una reunión la semana que viene.
- Pues anda que un poco más y no nos enteramos.
- A ustedes poco les importa el diccionario por lo que veo.
- Nos importa que hubiese salido mejor, (¡pazguato!).
- Se mejorará, pero por internet. (¡Los tomos no los toca ni Agustina de Aragón!) La de Negrín me la voy a leer.
- ¿Quién hizo la de Negrín?
- ¡Y yo qué sé!
- ¿Se le ocurrió en alguna ocasión leer la biografía de Franco?
- ¡Pues anda que no tengo yo cosas que hacer como para andar leyendo biografías!
- Pero, ya la habrá leído, ¿no?
- Pues no. ¡Qué quiere, que la lea ahora! (¡Manda huevos!)
- ¿Cree que Franco fue un dictador?
- Pues tenía sus momentos el muchacho. Unas veces sí, otras no. Pero que conste que a mí ese señor no me gustaba.
- Pero, ¿fue un dictador o no?
- Perdone, pero tengo que irme darle de comer al canario.
- ¿Qué le ha parecido la reacción de la prensa y el mundillo de la cultura?
- Pues que esto en otro país no hubiese ocurrido. Estas cosas solo suceden en España. (¡Esto con Franco no hubiese sucedido!) Seguro que si en Alemania se hubiese dicho algo así de Hitler, no se habría montado tanto jaleo.
- Pero el diccionario alemán sí cuenta todas las atrocidades cometidas por Hitler.
- Bueno, quien dice Hitler dice...
- ¿Cree que su Academia necesita una manita de pintura?
- Usted verá. Pero nosotros somos una institución conservadora y de cambiar nada de nada. Eso sí, en técnicas de investigación no nos gana ni Bill Gates.
- ¿Qué le falta a la Academia?
- Más mujeres, aunque para encontrar una que sepa de historia... Si es que esto de la historia es cosa de hombres, como el brandi. Para investigar se necesita mucho tiempo, y las mujeres andan todo el día liadas con las cocinitas y cuidando a los zagales.

Ramón Beasonías Román

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