No son pocos los que denominan la estética de Quentin Tarantino como pornografía posmoderna, ejercicio arbitrario de hiperviolencia, artificio impostado, barnizado de falso esteticismo. Sin embargo, cuando abres el periódico, enciendes la tele o navegas por la tupida red cibernética, la filmografía del realizador deviene en un reflejo, casi documental, del reality diario. Observen si no detenidamente este retrato coral de los rebeldes libios que se convirtieron en carne mediática, gracias al privilegio de ser los últimos en ver con vida a Gadafi. Más allá de su pose sobria e indolente, o su armario ropero casual, intuimos el orgullo subyacente, expresado a través de la exposición de su artillería. Ahmed Ghazal, Nabil Darwish, Omran Shaban y Salem Bakir; así se llaman los miembros de este peculiar grupo salvaje. Nadie recordará sus nombres pasada la borrachera de flases. Ni falta que les hace; lo que importa es el minuto de gloria, la instantánea que inmortaliza su épica hardcore.
Ramón Besonías Román
Es que la realidad imita al arte.
ResponderEliminarPatrocina A band apart?
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