A ver cómo lo hace éste




Rajoy sabe que los españoles no le han prestado su confianza por generosidad connatural o celo ideológico. Ha ganado gracias a la sabia y castiza receta popular del ¡a ver cómo lo hace éste! Rey muerto, rey puesto. La democracia es una versión mejorada de la monarquía; si no te gusta la faena, pides la devolución y que te envíen contra reembolso un nuevo producto. Que se estropea o resulta defectuoso, pues compramos otro. La única pega es que por una atávica razón los españoles somos poco dados, una vez testado el electrodoméstico, a mandar quejas a la OCU; preferimos aguantar con el gadget y despotricar del fabricante a pedir cuentas. Sadomasoquismo patrio. El español ladra pero no muerde, o solo lo hace si las circunstancias lo piden, es decir, si nos quitan el fútbol.

En fin, ¡a ver cómo lo hace éste!

Ramón Besonías Román

1 comentario:

  1. A ver… la situación es tan difícil y compleja que se espera una intervención taumatúrgica que nos lleve a la orilla sanos y salvos. Rajoy es un registrador de provincias que no sabe inglés (como Zapatero), y sabe poco del mundo actual y menos de relaciones internacionales. Su mundo ha sido la política doméstica. Y en base a ella, esperamos que tenga las cualidades de un buen administrador que sepa gastar siempre diez duros menos de lo que se tiene, y no como lo que han hecho los socialistas y todos los demás: gastar siempre el triple de lo que se tiene. No sé si los buenos modos y maneras administrativas en el sentido castellano será suficiente para "calmar" a los mercados, que están "inquietos" y "nerviosos". La flema de Rajoy ha de estar acompañada de una coyuntura internacional favorable porque si no, saltará por los aires este señor bienintencionado de provincias. Eso sí, él reclamará el concurso patriótico de la oposición para responder a tan difícil situación, cuando él puso a España al borde del abismo al no apoyar los ajustes de Zapatero. Sólo CIU, que no es tonta, apoyó dichos ajustes. Supongo que el PP ahora pedirá lealtad institucional y será sensible a las demandas que pueda hacer a la oposición. Pero que conste que cuando él la ejerció sólo hubo miseria, deslealtad y altísima imprudencia en todos los terrenos, el económico y el antiterrorista. El ministro que supo acabar con ETA no ha podido rentabilizar el hecho más positivo de nuestros últimos treinta años de historia.

    No obstante, le deseo suerte y que no tenga una oposición tan miserable como la que él protagonizó.

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